miércoles, 8 de octubre de 2008

Avignon

Por fin tengo ordenador, arreglado por 90 bonitos eggós, como les dicen por aquí. Lo más gracioso de todo es que mi escritorio ahora es así:



(Pincha para ver más grande)


Sí, efectivamente. Mi ordenador ahora está en francés. Y ya no es el Escritorio, es el Bureau. Y no es Mi PC, es Poste de Travail. Pero, claro, yo ante este signo de distinción no puedo hacer más que regodearme entre lo absolutamente cool que es ver Ma musique o el Panneau de configuration cada vez que abro el menú de Dèmarrer.

Estos días he estado esperando a que llegaran las fotos de Avignon vía Tuenti. Esperé y esperé hasta que el otro encendí el ordenador y veo: Tiene 42 fotos en las que sales. Con lo cual:

- En Avignon hubo prao donde tirarse,



con estas vistas:


- Nos hicimos con la ciudad caminando mucho




, e incluso en barco:



- En el albergue bebimos, reímos y...

participamos en un karoke, donde

cantamosybailamos la Macarena ( entre otras).

Al día siguiente, tras el esperadísimo desayuno

conocimos un ¿pueblo pegado? a Avignon repleto de castillos, cartujas y

torres con barras de bar y vestidos guays.

¿ Para cuándo el siguiente viaje? Pues si Dios/Alá/Buda/Britney quiere, Suiza en una semana y poco, y más lejos París, Roma, Alemania...

Por cierto, esta actualización quería haberla hecho por lo menos hace una semana y media, pero blogger es mala persona y no me deja subir fotos y yo me enfado.

Hoy tengo que hacer una presentación para clase de francés sobre Luis Buñuel durante 10 min. Menos mal que mi público son un japonés, una china, una inglesa y una de nacionalidad confusa, porque cuando tenga que explicar el argumento de Un chien andalou en francés, puede que acabe hablando de Arma Letal 4.

Gros bisous

viernes, 3 de octubre de 2008

Resumen angustioso de unos dias increibles

Mi ordenador ha muerto.

D.E.P



Mientras intentan devolverlo a la vida en una tienda situada en una calle estrecha que desemboca en la Place Jean Macé, esa que nos ve martes y jueves con aun la marca de las sabanas en la cara, escribo desde un teclado francés por lo que las faltas de acentuacion (como esa) seran continuas en esta pequenia y explicativa entrada.

El César no ha ganado, simplemente nos saca una ventaja. En cuanto vuelva mi ordenador y el Internet a la residencia, volveremos a la batalla continua. Simplemente me cuesta lucho actualizar en teclados franceses porque estan dominados por las tropas romanas.

Para resumir estos dias, el fin de semana pasado vino un Dios griego, personificacion del mismo Sol, a ayudarnos a preparar la contienda. Con él descubrimos la maravilla del transporte a dos ruedas, y el zoologico oculto en un increible parque llamado Parc de la tête d'or (Parque de la cabeza de oro). Esta semana tambien descubrimos que los franceses hacen sus necesidades en agujeros, fuimos a mas fiestas Erasmus ( con comida tipica incluida)y tuvimos 6 horas seguidas de una clase de la que podriamos haber estado otras 6.


Viva el Erasmus lyonais!

Por cierto, este fin de semana enviamos legados a Avignon.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Día 14: Eternal sunshine of the spotless mind

El sábado nos levantamos tarde y fuimos directos hasta la Place Bellecour ( donde me encuentro ahora, por cierto, actualizando este blog). Allí teníamos cita con un guía contratado por la universidad, que nos iba a enseñar lo más significativo de Lyon, tanto en el ámbito turístico como de la vida práctica. El guía nos dijo qué restaurantes eran para "atrapar a los turistas", qué zonas eran las mejores para comer, comprar o simplemente pasear.
Cansadísimos, extremadamente hambrientos y asfixiados por el implacable sol, fue terminar la visita y huir a la residencia para engullir una ensalada ( qué raro) y descansar. A las dos horas yo me cogí el portátil y me vine hasta el McDonalds para poder hacer la actualización de ayer. Mientras Carla y Aida iban de nuevo al Simply en busca de reservas de vino. Pero al llegar a la residencia me las encuentro en pijama, viendo una película. No hay plan. Nadie sale. Tras las extrañas risas del momento, termino de ver con ellas esa genial película de Michel Gondry (francés, por cierto) llamada Eternal Sunshine of the Spotless Mind ( en español, ¡Olvídate de mí! (?)) y, aún tremendamente cansado, me voy al cuarto a ver otra genial película, Punch-drunk love de otro genial director llamado Paul Thomas Anderson, con geniales diálogos como la siguiente conversación de cama:
- Tienes una cara muy dulce. Quiero morderte las mejillas.
- Yo quiero reventarte la cara. Quiero coger un mazo y aplastarte la cara de lo preciosa que es.

Un sábado en casa. No pasa nada. El siguiente será mejor. Carla apunta: "fue un sábado guay".

Día 13: A la main

El viernes durante el día no hicimos nada ( o al menos así lo recuerdo). Sólo sabíamos que un grupo de españoles había quedado a las 8 en Hôtel de Ville para salir. Nosotros nos moríamos por salir, pero también queríamos ir a un concierto extraño de música desconocida. Al final, y no sé por qué, no volvimos a hablar de ese extraño concierto, y lo siguiente que recuerdo de ese día implica tres jóvenes estudiantes de comunicación audiovisual en un supermercado comprando botellas de vino de plástico y coca-cola Steff ( a 0,21 la botella) para preparar un rico calimotxo gabatxo. Una señora nos preguntó, señalando al( vino: "C'est bon?" A lo que nosotros respondimos: "Nous ne savons pas, mais..." y un gesto de asco infinito. Acompañados de unas ricas patatas con las que hice mi canción de siempre a ritmo follow the leader, que no triunfó entre mis acompañantes, pagamos el avituallamiento y cogimos el metro hasta Hôtel de Ville. Allí había muchísima gente joven disfrazada, llena de espuma, atados, con cinta aislante, mojados. "¿Aquí la gente está siempre de despedida de soltero?". No. Espera. De repente tengo una revelación. ¡¡Son novatadas!! La melancolía nos invade y nos acercamos hasta ellos. Al parecer, novato se dice "bisou" y era todo un poco más jarto que en Madrid, pero se lo pasaban bien. Allí conocimos nuevos españoles y tras esperar a que llegaran todos empezamos a beber. Sin darnos cuenta, los 3 de siempre nos automarginamos del grupo, probablemente debido a los efectos del alcohol, y acabamos hablando de cómo íbamos a celebrar reyes juntos, trayéndonos regalos de nuestras casas, montando un árbol y yendo en pijama a través de las habitaciones de los chinos. Por supuesto, brindamos por todo ello. Al final, y muy a nuestro pesar, acabamos, de nuevo ( oh no!) en Café Sevilla. Al menos había Cruzcampo
Allí tuve que soportar cómo una pantalla plana mostraba el absolutamente genial vídeo de D.A.N.C.E de Justice mientras sonaba Obsesión, de Aventura. (Así de triste miraba yo a la pantalla)
Afortunadamente, el suplicio duró poco, debido a que, los 3 de siempre, emigramos al bar contiguo, donde mezclaban Highway to Hell con Daft Punk, pero al menos era un ambiente distinto al español. Allí conocimos a unos franceses muy extraños, casi como duendes, que diría mi querido compañero Antoñito. Nos acoplamos a ellos cual lapa que se aprisiona en el dedo de un niño cotilla, y cuando el bar cerró a la ¡¡1!! nos fuimos, de nuevo, a un barco. Durante el camino tuve que soportar a un chico simpático que tenía una novia en Santander, con la que lo había dejado hace poco. Como le hacía gracia que yo fuera de allí, me contó todos sus problemas mezclando al mismo tiempo inglés, español (cuando hablaba en mi idioma no seguía ninguna regla lógica) y francés. Al final tras gritarle un par de veces que o me hablaba en francés o me iba, dio varios pasos adelante y pude por fin volver a ver lo que ocurría en el extraño grupo que habíamos formado. Tras observar una bizarra escena, hacer doscientas fotos sobre ella, reírnos hasta la muerte y, a día de hoy, seguir sin saber qué significó ese momento, entramos a uno de los barcos. Este era diferente. Pero sonaba la misma música. Poco a poco la gente se fue marchando y a las ¡¡2 y cuarto!!, ya estábamos reventados, y nos volvimos a la residencia. No sin antes hacer una parada en una exquisita boulangerie para comer una deliciosa Quiche Lorraine de madrugada ( que me supo a gloria divina), y recordarle una vez más a Aida dónde está el Lidl.
Por fin una gran noche de fiesta.

pd- Acabo de recordar qué hice durante toda la tarde del viernes: Decorar la habitación.
(obsérvese que he además de la pared, he forrado una balda con motivos de damas en lo que yo mismo he denominado Vans obsession.)

(Aún me queda mucha pared por decorar)

Días 9, 10, 11 y 12: Fresa y Chocolate


En teoría, y según nos habían informado en la carta que recibimos de la Université Lyon II en julio, las clases comenzaban el lunes día 15 de septiembre. Así lo corroboraron en la reunión del día 9. Lo único que teníamos que hacer era mandarle un mail a nuestro coordinador de asignaturas aquí, para re-escoger de nuevo las asignaturas ( maldita la ori) y así poder empezar. Pero nosotros, es decir, yo, le mandé el mail al profesor, pero poniendo mal su dirección, con lo cual, nunca llegó. Esperando y esperando a que respondiera, creyendo nosotros que le habíamos mandado el mail, el fin de semana nos dimos cuenta de que se lo habíamos mandado mal. Es decir, el lunes ya no podíamos ir a clase. Tras contactar correctamente con él, y no sin sufrir algún que otro percance ( perderse por el barrio en el que vives, que un tranvía te deje tirado y tengas que andar al menos dos kilómetros hasta llegar a la reunión casi una hora tarde) se produjo el rendez-vous con nuestro coordinador, muy simpático él. El horario había quedado un tanto extraño, pero al final, tenemos unas 8 asignaturas ( aún no sabemos si en alguna nos habrán aceptado) incluyendo el curso de francés. Lo mejor de todo, sólo tenemos clase martes, miércoles y jueves. Tras el divertido ( en serio) curso de francés del miércoles, la siguiente clase nos esperaba el jueves. El título parecía interesante: Cinéma et propagande. Asistimos ilusionados hasta la puerta de la clase cuando leemos un cartel: El profesor no va a venir hoy. Entonces recordamos lo que nuestro simpático coordinador nos había enseñado. En el piso de arriba de la facultad se encontraba una sala de profesores ( con catering incluido) a través del cual "podíamos" pasar "cuándo quisiéramos" hasta llegar hasta una bonita sala con pantalla plana para " ver las películas que queráis". Total, que decidimos hacerle caso, para hacer tiempo hasta la hora de comer. Cuando entramos en esa sala de profesores nos encontramos con un hombre. Su sorpresa al vernos aparecer en su lugar de trabajo sería una reacción totalmente normal, si no fuera porque nuestro coordinador no hubiese insistido tanto en que fuéramos. Él, seco pero comprensible nos dijo que "aquello no era un cine". Nosotros, desde la vergüenza más absoluta le dijimos que lo comprendíamos y que quizá hubiésemos malinterpretado las palabras del coordinador. Tras huir de aquella sala tremendamente sonrrojados, buscamos durante al menos una hora el restaurante (escondido a conciencia). Aquí, tras colas interminables, conseguimos catar uno de los platos del menú de estudiante a 2,80 € que estaban bastante decentes, la verdad. Tocaba ahora una de las clases que más esperábamos. No sabíamos muy bien su título. Sólo que la impartía un tal Seguin, que al parecer era una eminencia en el campo, y que trataba sobre cine, homosexualidad y Cuba. Llegamos hasta la puerta de la clase. Varios minutos más tarde aparecía el profesor. Cuál fue nuestra sorpresa al descubrir que era el mismo señor que educadamente nos había dicho "niet" a ver una peli en su sala de tv. No podíamos esconder nuestra vergüenza. Él, al reconocernos al final de la clase, bromeó sobre nuestr reencuentro y comenzó su clase. Una clase genial. Probablemente de las mejores que he tenido en mi ¿corta? vida académico. Seguin resultó ser un hombre tremendamente simpático con unas ganas de transmitirnos su amor al cine demostradas en el genial gusto para introducirnos en este ya conocido para nosotros mundo de los estudios culturales en el cine. Además, ¿he dicho ya que la clase la da en español? El jueves no podíamos ser más felices.
Ahora, sólo esperamos a que el martes, con una asignatura más con Seguin y otras desconocidas, se confirme nuestra sospecha de que este cuatrimestre va a molar en demasía.

Por cierto, que la asignatura se llama Fresa y Chocolate, pues consistirá en analizar la película de Tomás G. Alea y Juan Carlos Tabio desde la mirada de Cuba y de la homosexualidad.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Días 6, 7 y 8: Primer fin de semana en Lyon

El sábado nos lo habíamos tomado con mucho relax. La visitia guiada por Lyon, que según el horario que nos enviaron en julio estaba programada para este sábado, debería esperar al sábado siguiente, por lo que el plan consistía en levantarse tarde, comer y salir a dar una vuelta. Así que, me levanté tarde, desayuné muchos cereales y miré por la ventana: estaba muy nublado. Suena el teléfono. Es Carla. Me dice que está lloviendo, que lleva toda la mañana lloviendo. Miro por la ventana, fijándome más, y sí, cuando yo interpretaba que estaba nublado, estaba lloviendo. Así que comemos ( pasta, por fin platos "fuertes" para comer y no tanto sandwich y ensalada) y paragüas en manos salimos a la calle. Llueve bastante y hace mucho frío. Parece diciembre. Pasamos por delante de unos cines, cerca de la residencia, en VO y que contiene una oferta para el domingo. La entrada común cuesta 8 euros, la de estudiante 6,5 y la de ese domingo, 3,50€. Por lo que entramos, compramos las entradas para The Dark Knight y volvimos de nuevo bajo la lluvia. Como no sabíamos muy bien que hacer, se nos ocuriró ir al Vieux Lyon, ya que yo aún no lo había visto y al parecer es (de) lo más bonito de la ciudad. Efectivamente, así era. Calles estrecas, empedradas y flanqueadas por edificios antiguos pintados de colores que, en su día debieron de ser increíblemente vivos, y que hoy lucen con resignación colores ligeramente apagados, moteados por las grietas y la oscura madera ya abandonada. Aquí se suceden los puestos de crepes, las tiendecillas de artesanía, de libros prohibidos y los callejones secretos. Pero también las cafeterías increíblemente caras y los turistas, como nosotros, a los que no les importa la lluvia para abarrotar estas mágicas losas de piedra. Tras tomar un café creme en una de esas caras cafeterías, volvimos a la residencia para cambiarnos. Habíamos quedado para salir con otra chica española, que a su vez había quedado con otra gente Erasmus. Al final acabamos en la habitación de unas chicas inglesas, cuyos nombres no recuerdo, bebiendo calimocho en copitas de cognac, escuchando extraño house que era de vez en cuando interrumpido por algún que otro temazo. Cuando ya íbamos más o menos bien, nos movimos hasta otra fiesta. Esta vez era en un piso. Quiero decir. En EL piso. Un lugar en el que todos desearíamos vivir, ya sea en Lyon, Madrid, Santander o Antigua y Barbuda. Espacioso, de techos altos, pintado de naranja, con habitaciones gigantescas, una gran barra americana y unas vistas espectaculares encima del Rhone. Pasado el primer estupor, nos dimos cuenta que la fiesta estaba llegando a su fin allí. No había música. No había alcohol. La gente estaba muy borracha, y nosotros no sabíamos que hacer. Así que convencimos a las inglesas para ir a otro lugar. Y nos llevaron, por fin, a uno de esos barcos-pubs que tanto molaban. Llegamos hasta el barco, uno grande, lujoso, negro con luces fashionísimas. No nos habíamos ni acercado a la puerta cuando el segurata ( cortado bajo el patrón internacional de gorila de puerta) nos dijo: "C'est une fête privée". Abofeteados por la evidencia, observamos que al lado de este gran barco había uno chiquito, con poca gente y de aspecto cutre. Aquí, pudimos entrar. Cual fue nuestra sorpresa al bajar hasta el camarote cuando descubrimos una gran pista de baile petada de gente que bailaba como locos tektonik (creemos). Tras estar aquí un buen rato, decidimos que la fauna extraña de este barco era demasiado para nosotros, y decidimos volver a la resi.


Del domingo sólo puedo decir una cosa: Biennale de la Danse.
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Quizá demasiado largo, pero espectacular en todos sus sentidos. Tras ver este gran desfile, fuimos por fin al cine. Yo iba con ventaja, pues ya la había visto, así que decidí pasar de los subtítulos en francés y atender únicamente a las voces geniales de Heath Ledger y Christian Bale. Cómo mejora en VO.




(Sé que aún queda por contaros toda esta semana y lo que llevamos de finde, que no está nada mal, pero eso será mañana o pasado, porque los ¿camareros? del McDonalds ya me miran mal.)



(Fotos del Café Sevilla)







Parece que ya funciona la opción de subir fotos al blog :) Ahora sólo queda contaros qué nos ha deparado el sábado y el domingo á Lyon.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Día 5: Y llegó la gente

El jueves, día 4, después de actualizar el blog salimos a dar una vuelta por Lyon. Nos habían informado de que había una fiesta de no sé que facultad, así que nos dirigimos a un bar, de nombre tremendamente camp, Lipstick, acompañados de Moe, inglés, y Verónica, mexicana. (Otra vez blogger que no me deja subir fotos, creo que debo tener un virus o algo porque hotmail no me funciona). Si bien, salimos conscientes de que tendríamos que volvernos pronto debido a que al día siguiente a las 9 de la mañana teníamos que estar en la otra punta de la ciudad para escoger las asignaturas y todo el rollo burocrático. Pero volverse pronto en Lyon es volverse a las 11, porque a las 3 de la mañana todo cierra, Y CIERRA. No hay posibilidad de alargarlo más. Así que a las 12, y ahuyentados por la lluvia del siglo nos volvimos a la resi. Total, para nada, porque al día siguiente, tras coger 2 metros y un tranvía, llegamos al campus de Bron donde descubrimos un precioso cartel en el que rezaba: Vendredi le 12 l'Administration será fermée. Con lo cual, media vuelta. Aprovechamos la mañana para volver a ikea a comprar cuatro cosas que nos faltaban. Después, volver a la resi para comer y hacer tiempo hasta llegar al examen de francés. Indescriptible. La prueba oral consistía en escuchar una canción y deducir cosas a partir de la letra. Mi querida compañera Carla no se enteró muy bien, y mientras todos estirábamos las orejas para poder comprender a aquel Bustamante francés, ella bailaba la canción. Cuando quedaban 20 segundos para que terminara la segunda, y última, escucha de la canción, Carla se alarmó y gritó: ¿¡Que hay que responder escuchando la canción?! Afortunadamente es sólo una prueba para colocarnos en uno u otro nivel, que será bajo, por cierto.
Después del examen y de hacer unas compras miramos el reloj: Son sólo las 4 y media de la tarde y parece las 8. This is Lyon. Tras vaguear, pegarme un rato con el ordenador y descansar leyendo a Saramago de nuevo, bajamos a cenar al comedor. Allí, POR FIN, vemos un poco de aglomeración de gente. Parece que va a haber algo de "fiesta". Entre dos argentinos, dos rumanas, tres españoles, un inglés, un etíope, un argelino y dos brasileñas salimos tras jugar a unos cuantos juegos de beber ( eso sí, en inglés que es más divertido). Parece que hay gente por la calle (¡increíble!) pero ya es tarde para salir. Los bares están petados, no podemos entrar ni en la mitad de ellos, excepto en uno. Uno llamado Café Sevilla.
La "jartedad"(?) de la situación era máxima. Prometo que cuando pueda colgaré las fotos del bar ( véase fotolog) porque era lo más. Carteles de corridas de toros, pósters de Sarita Montiel y anuncios de Anís con peineta incluida. Ahora, lo mejor, era la música. De reguetón extraño, a ritmos latinos irreconocibles hasta llegar a... MARIA ISABEL! Fue absolutamente increíble. Los franceses perreando y balbuceando un "po va a ser que no" como si fuese la canción del siglo. Mortal.
Son las 2 y media, el bar cierra. Se acabó la primera fiesta Erasmus, y a pesar del poco tiempo, del poco alcohol y del mal tiempo, lo pasamos bien.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Día 4: Carte d'etudiant

El día de hoy vuelve a estar protagonizado por la burocracia. Eso sí, esta vez efectiva. Tras una ¿petite? reunión de información de 2 horas sobre un mogollón de cosas aburridas en la que fui informado de que con 3 faltas injustificadas a una clase me plantan un cero, por fin me inscribí en la Universidad Lyon II. Parecía que el momento no iba a llegar. Hay una luz al final del túnel. Pero antes de salir a la superficie tenemos que luchar contra una gran bola negra, que aquí llaman Rendez-vous pedagogique, y que en España es el Plan de Convalidaciones. Nuestro convalidador (?) se llama Philippe Merlo, habla español y todavía no nos ha contestado ( y eso que el lunes empezamos las clases). Pero nosotros somos felices. Mañana por la mañana nos espera una visita con otros convalidadores para elegir las asignaturas y después, por fin, llevárselas a Philippe.
Sin más que contar, salvo que esta noche quizá hagamos algo que no esté relacionado con la burocracia, y eso me pone contento. Bueno, eso, y que Dexter ha vuelto.

(Hoy blogger no me deja subir fotos)

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Día 3: Burocracia vacía

Hoy me he levantado a eso de las 10 y me he pateado medio Lyon para hacer rollos de burocracia. Total para nada. Porque cada cosa tiene un horario, y si dicen que cierran a las 12:30 ES QUE CIERRAN A LAS 12:30 ni un minuto más ni uno menos. Así que decidimos pasear tranquilamente por las orillas del Rhone para olvidarnos del trágico papeleo.

Pero antes me abrí una cuenta de banco. Que en Francia, y en francés, es superdivertido. Sobre todo si la persona que te va a abrir la cuenta y tú hablais diferentes idiomas, aunque tú creas que estás hablando el suyo. Afortunadamente el señor banquero era simpático y sonreía a los doscientoscincuentamil "d'accord" que dije por segundo, sobre todo cuando no entendía si me estaban ofreciendo un plan de pensiones o un lavavajillas. Al final salí de allí con cuenta, una carpeta llena de (más) papeles y un apretón de manos inesperado.

Más tarde, ahora sí, decidimos pasear por el Rhone.


El paseo es precioso, la verdad. Además hacía buena tarde, con bastante calor y mucha gente por la calle en bici, patines o simplemente paseando. Hay una cosa muy curiosa que no sabemos muy bien lo que es. Son tres pivotes gigantes como con escalerillas, que a sus pies tienen piscinas. Son como megatrampolines olímpicos, pero sin trampolín. Probablemente sea algún tipo de totem fálico para demostrar que los franceses son superiores al resto de europeos. Qué raro que en España todavía no se hayan dado cuenta, porque si no, Madrid ya tendría tres iguales pero mucho más grandes y con más forma de falo.


Desde el paseo, las vistas al otro lado del puente de la Universidad son increíbles. Los árboles tapando los edificios.



Las casas que hay enfrente del edifico también son increíbles, y probablemente tremendamente caras.


(Apréciese a la derecha la base del falo)

Me he dado cuenta de que en Lyon hay graffitis y dibujos en sitios insospechados. Hay una azotea llena de ellos en pleno centro de Lyon, al lado de un museo enorme. ( En la foto no se ven , desolé)

Y, hay dibujos como estos en los ojos de los puentes del Rhone.


Como hacía mucho calor, todas las fuentes estaban en funcionamiento. Incluso unas a pie del suelo, que la gente utilizaba para refrescar los pies, y los niños para pasárselo pipa.


Otra cosa curiosa que descubrimos en este paseo marítimo es algo que ya me adelantó Carla el día que llegué, y que yo comenté aquí ayer. Atracados en el muelle del paseo hay una serie de barcos que funcionan como bares, y por la noche como pubs. Eso sí, a un precio bastante alto.



(¡ATENCIÓN a la bandera de la república que podemos observar a la izquierda de esta foto!)

Al terminar el paseo del río y tras cruzar el puente que separa los "dos lyones" llegamos hasta el "centro" de Lyon. Aquí encontramos Zara, H&M, Cines, McDonalds etc. Allí por fin adquirimos los móviles franceses, marca Orange, así que papá-mamá ya, por si no habéis leído el sms, ya tengo móvil y os he mandado un mensaje con el número. Tras dar vuelta a la esquina, y coger une Cocá en el McDó buscamos asiento a la sombra ( el sol mata hoy) en la gran plaza.

El suelo es como de arenilla, que a mí me recerda bastante a las plazas de toros. La verdad es que mola bastante in situ. Aquí se encuentra una enorme Oficina de Turismo ( esto para Helen e Isa) , a la que le dan muchísima importancia, pues por todo Lyon hay carteles para poder llegar hasta ella. En esta plaza, dice Carla que durante el verano y durante la fiesta de las luces, en diciembre, instalan una enorme noria bastante impresionante. Habrá que esperar para creerla. Por cierto,


... esta es Carla, compañera de papeleo, residencia, clase y vida Erasmus. Si hay algún Erasmus de cualquier país en Lyon, por favor póngase en contacto con nosotros. Somos simpáticos y tenemos móvil. Queremos amigos.

Au revoir!