domingo, 21 de septiembre de 2008

Días 9, 10, 11 y 12: Fresa y Chocolate


En teoría, y según nos habían informado en la carta que recibimos de la Université Lyon II en julio, las clases comenzaban el lunes día 15 de septiembre. Así lo corroboraron en la reunión del día 9. Lo único que teníamos que hacer era mandarle un mail a nuestro coordinador de asignaturas aquí, para re-escoger de nuevo las asignaturas ( maldita la ori) y así poder empezar. Pero nosotros, es decir, yo, le mandé el mail al profesor, pero poniendo mal su dirección, con lo cual, nunca llegó. Esperando y esperando a que respondiera, creyendo nosotros que le habíamos mandado el mail, el fin de semana nos dimos cuenta de que se lo habíamos mandado mal. Es decir, el lunes ya no podíamos ir a clase. Tras contactar correctamente con él, y no sin sufrir algún que otro percance ( perderse por el barrio en el que vives, que un tranvía te deje tirado y tengas que andar al menos dos kilómetros hasta llegar a la reunión casi una hora tarde) se produjo el rendez-vous con nuestro coordinador, muy simpático él. El horario había quedado un tanto extraño, pero al final, tenemos unas 8 asignaturas ( aún no sabemos si en alguna nos habrán aceptado) incluyendo el curso de francés. Lo mejor de todo, sólo tenemos clase martes, miércoles y jueves. Tras el divertido ( en serio) curso de francés del miércoles, la siguiente clase nos esperaba el jueves. El título parecía interesante: Cinéma et propagande. Asistimos ilusionados hasta la puerta de la clase cuando leemos un cartel: El profesor no va a venir hoy. Entonces recordamos lo que nuestro simpático coordinador nos había enseñado. En el piso de arriba de la facultad se encontraba una sala de profesores ( con catering incluido) a través del cual "podíamos" pasar "cuándo quisiéramos" hasta llegar hasta una bonita sala con pantalla plana para " ver las películas que queráis". Total, que decidimos hacerle caso, para hacer tiempo hasta la hora de comer. Cuando entramos en esa sala de profesores nos encontramos con un hombre. Su sorpresa al vernos aparecer en su lugar de trabajo sería una reacción totalmente normal, si no fuera porque nuestro coordinador no hubiese insistido tanto en que fuéramos. Él, seco pero comprensible nos dijo que "aquello no era un cine". Nosotros, desde la vergüenza más absoluta le dijimos que lo comprendíamos y que quizá hubiésemos malinterpretado las palabras del coordinador. Tras huir de aquella sala tremendamente sonrrojados, buscamos durante al menos una hora el restaurante (escondido a conciencia). Aquí, tras colas interminables, conseguimos catar uno de los platos del menú de estudiante a 2,80 € que estaban bastante decentes, la verdad. Tocaba ahora una de las clases que más esperábamos. No sabíamos muy bien su título. Sólo que la impartía un tal Seguin, que al parecer era una eminencia en el campo, y que trataba sobre cine, homosexualidad y Cuba. Llegamos hasta la puerta de la clase. Varios minutos más tarde aparecía el profesor. Cuál fue nuestra sorpresa al descubrir que era el mismo señor que educadamente nos había dicho "niet" a ver una peli en su sala de tv. No podíamos esconder nuestra vergüenza. Él, al reconocernos al final de la clase, bromeó sobre nuestr reencuentro y comenzó su clase. Una clase genial. Probablemente de las mejores que he tenido en mi ¿corta? vida académico. Seguin resultó ser un hombre tremendamente simpático con unas ganas de transmitirnos su amor al cine demostradas en el genial gusto para introducirnos en este ya conocido para nosotros mundo de los estudios culturales en el cine. Además, ¿he dicho ya que la clase la da en español? El jueves no podíamos ser más felices.
Ahora, sólo esperamos a que el martes, con una asignatura más con Seguin y otras desconocidas, se confirme nuestra sospecha de que este cuatrimestre va a molar en demasía.

Por cierto, que la asignatura se llama Fresa y Chocolate, pues consistirá en analizar la película de Tomás G. Alea y Juan Carlos Tabio desde la mirada de Cuba y de la homosexualidad.

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